El peso corporal puede afectar la capacidad de una mujer a la hora de quedarse embarazada. Un peso demasiado alto o bajo puede tener efectos negativos sobre su fertilidad. Tener sobrepeso (IMC>25), obesidad (IMC>30) o bajo peso (IMC<18.5) a menudo dificulta el hecho de conseguir el embarazo. No se trata de que una mujer con sobrepeso no pueda quedarse embarazada, sinó que tardaría más tiempo en conseguirlo.
Un IMC mayor de 18.5 e inferior a 25 se considera óptimo.
El sobrepeso (IMC>25) y los problemas de fertilidad
Las células de grasa producen estrógenos y por eso en las mujeres con sobrepeso u obesidad la producción de estrógenos es alta. Este desequilibrio hormonal (exceso de estrógenos) puede interferir en la ovulación y provocar ciclos menstruales muy irregulares.
Incluso cuando hay ovulación y el óvulo sea fecundado, el perfil hormonal de las mujeres con sobrepeso dificulta la implantación y puede comportar un aumento de abortos.
El bajo peso corporal (IMC<18,5) dificulta conseguir un embarazo.
Las mujeres con un peso demasiado bajo suelen tener niveles bajos de progesterona y niveles demasiado altos de cortisol (hormona de estrés) que pueden impedir tanto la ovulación como la implantación. En situaciones donde el peso es extremadamente bajo, nuestro cuerpo es capaz de poner en pausa la función reproductiva para centrarse en las funciones necesarias para la supervivencia. Por este motivo, las chicas con desordenes alimentarios como la anorexia, no tienen regla (amenorrea) ya que su función reproductiva queda en un segundo término debido a la situación de emergencia de su cuerpo.
Una vida sana permite potenciar la fertilidad
Una alimentación nutritiva, sana, equilibrada, con ejercicio moderado y por tanto con un IMC adecuado, permite en la mayoría de los casos una mejora significativa en la capacidad reproductiva. La normalidad en el peso facilita que una mujer pueda quedarse embarazada y permite tener un embarazo con menos complicaciones, como la diabetes o la preclampsia.